
Tres días después de la renuncia de Omar Barboza, en el seno de la Plataforma Unitaria Democrática (PUD) se designó al presidente de Copei, Roberto Enríquez, como nuevo secretario ejecutivo, con la salvedad de que esa función será rotativa entre los partidos políticos que integran la coalición.
Hubo varias lecturas sobre el nombramiento, entre ellas, la posibilidad de que con el exdiputado como vocero principal de la PUD se pueda abrir un nuevo canal de negociaciones con Miraflores. Enríquez, siempre a favor del diálogo y el entendimiento, viene de formar parte de la delegación opositora que se sentó en la mesa de México, con Noruega como mediadora, y luego suscribió el acuerdo de Barbados en 2023.
Otra lectura es que dado su apoyo manifiesto a la líder opositora, María Corina Machado, su vocería se traduce en un mayor control o influencia de la ganadora de las primarias 2023 sobre la coalición opositora de la que no forma parte.
“Machado y la PUD deben convivir”
“Enríquez siempre ha manifestado posturas conservadoras que lo acercan a María Corina Machado y Vente Venezuela, por lo que tiene sentido que la nueva cara de la PUD -con mayoría de organizaciones que mantienen su respaldo a la líder opositora – sea él”, señaló el politólogo Luis Remiro.
También compartió la posibilidad de que uno de los objetivos sea intentar abrir canales con la gestión de Nicolás Maduro para una transición hacia la democracia, en vista de que el copeyano no exhibe posiciones tan frontales como por ejemplo Andrés Velásquez de La Causa R, Juan Pablo Guanipa de Primero Justicia o incluso Delsa Solórzano de Encuentro Ciudadano.
“Ni María Corina Machado ni la Plataforma Unitaria han podido cobrar el resultado electoral del 28 de julio a favor de Edmundo González por lo que deben convivir. Cualquier acción que se plantee la oposición lleva a tratar de negociar con Miraflores”, agregó.
Negociación y condiciones electorales
Durante una entrevista con el periodista Vladimir Villegas, este lunes 17 de marzo, Enríquez indicó que en los actuales momentos, luego de lo ocurrido con las elecciones presidenciales del 28 de julio, la oposición mayoritaria no cuenta con canales de comunicación con la administración madurista.
Pero ratificó que la PUD pide iniciar un proceso de negociación “formal y transparente, basado en el reconocimiento de la verdad del 28 de julio y sobre la base de dos instrumentos, que son el memorando de entendimiento de México y el acuerdo de Barbados”.
También se mostró a favor de que no se descarte por completo la vía electoral pero siempre y cuando se cumplan algunas condiciones que permitan la participación y el respeto a los resultados. Sostuvo que se busca “repavimentar la vía electoral y el derecho al voto que está hoy bastante dañado” y aseguró que “todavía hay tiempo para luchar” por condiciones para nuevos comicios.

¿Sobrevivirá la PUD?
Al apartarse de sus funciones, Barboza aseguró que hizo su mayor esfuerzo para que prevaleciera el consenso, no solo entre los partidos integrantes de la PUD sino los que no formaban parte de la instancia, tales como Vente Venezuela, pero al ver que ya no era posible decidió hacerse a un lado.
En respuesta, la PUD emitió un comunicado para agradecer su labor y dejar constancia que la coalición permanece viva en defensa de los resultados electorales del 28 de julio. También informó que la vocería de la Plataforma sería rotativa entre los partidos, hasta que no se designara un secretario de manera definitiva.
La renuncia de Barboza, dirigente de Un Nuevo Tiempo (UNT), se produce en medio de diferencias internas sobre el escenario electoral de 2025 (participar o no), luego del denunciado fraude con las presidenciales del 28 de julio.
Remiro y el consultor político, Luis Toty Medina Gil ven complicada la situación de la PUD, en vista de que la oposición no exhibe coincidencias sobre el rumbo a tomar tras las presidenciales para lograr el cambio político.
“La designación de Enríquez no pasa de ser un mero trámite simbólico para mantener la formalidad de esa estructura. En primer lugar porque con el liderazgo opositor que la integra, en situación de clandestinidad o exilio, la operatividad y capacidades organizativas son muy limitadas. Por otro lado, la coalición está claramente fracturada debido a la decisión de al menos dos de sus integrantes fundadores de participar en las elecciones regionales y parlamentarias, recientemente convocadas por el gobierno”, opinó Medina Gil.
Le sumó el hecho de que, a su juicio, no hay plan ni programa o estrategia, más allá de ir reaccionando a la agenda planteada desde Miraflores.

Partidos como UNT, Movimiento por Venezuela (MPV) y una facción de Primero Justicia (PJ), encabezada por Henrique Capriles, están a favor de presentar candidaturas y llamar a votar en las regionales y parlamentarias del 25 de mayo.
Mientras que Acción Democrática, PJ liderada por su presidenta María Beatriz Martinez, Voluntad Popular, Copei, La Causa R, Encuentro Ciudadano, Convergencia y Proyecto Venezuela, en coincidencia con Machado, creen que no existen condiciones para la participación debido al desconocimiento de la voluntad popular en las presidenciales.
“Enríquez no goza ni del liderazgo ni de la influencia para recomponer a esa coalición. Tampoco puede actuar por sí solo y unilateralmente como un interlocutor válido frente al régimen o cualquier espacio para la negociación del conflicto. Todo parece indicar que la PUD como órgano de conducción política de la oposición cumplió su ciclo. Ahora solo queda el liderazgo de Machado y las capacidades organizativas cada vez más menguadas de los partidos políticos”, añadió Medina Gil.
“Continuación del error estratégico”
Para Remiro es un “error estratégico” que en la oposición se “dinamiten” las instancias unitarias en momentos de crisis, en este caso producto de no poder concretarse el cambio político, pese a la más grande victoria electoral (28 de julio) que se ha obtenido en 25 años del chavismo en el poder.
Recordó que también sucedió con la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) que dirigió Jesús Chuo Torrealba al ganarse las elecciones parlamentarias de 2015, pero sin una estrategia coordinada para hacer frente a la profundización del autoritarismo que vino después y que dejó atada de manos a la Asamblea Nacional de mayoría opositora y que devino en el gobierno interino de 2019, con Juan Guaidó a la cabeza.
“La PUD fue el renombramiento de algo que ya existía, la MUD, pero al costo de acabar con las instancias de base que trabajaron por los triunfos electorales, lo que llevó luego a los comanditos. Es un ciclo repetitivo, acabar de nuevo con lo logrado, ahora mismo la oposición no parece saber que hacer por la falta de consenso, por lo que en unos meses o años pudiéramos ver otro relanzamiento, de otra estructura, quizás con una separación más evidente de Vente Venezuela, del resto de los partidos”, sostuvo.
El politólogo también recordó que la represión política que ha llevado a líderes partidistas al encarcelamiento, la clandestinidad y el exilio, ha sido un arma fundamental del chavismo para descoordinar a la oposición.
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