La situación económica de Cuba ha llegado a un punto crítico. La escasez generalizada de alimentos, medicinas y productos básicos, sumada a apagones prolongados y una inflación descontrolada, mantiene a la población en una lucha diaria por la supervivencia.
Mientras tanto, la emigración masiva vacía al país de su talento más joven y capacitado, agravando aún más el colapso de su economía.
En este contexto, las remesas enviadas por familiares desde el extranjero han emergido como un pilar esencial de sostenimiento económico para miles de hogares cubanos. Estas transferencias no solo garantizan ingresos básicos a una población cada vez más empobrecida, sino que también representan una de las principales fuentes de divisas para el gobierno cubano.
Sin embargo, depender exclusivamente de este flujo de recursos externos es un modelo insostenible y refleja la incapacidad estructural del sistema económico para generar riqueza interna.
El modelo actual, basado en el control estatal del grueso de la actividad económica, ha demostrado ser incapaz de responder a las necesidades del país. A esto se suma la falta de una plataforma legal que garantice seguridad jurídica para inversores nacionales y extranjeros, lo que limita significativamente el acceso a capitales y tecnología.
Dada la gravedad de la situación, el gobierno cubano no puede permitirse más demoras en implementar los cambios que propicien el bienestar de su empobrecida población y sienten las bases para un crecimiento económico sostenido. Estos cambios deben incluir:
- Desmontar el andamiaje burocrático que sofoca la actividad económica y frena la innovación.
- Reformar la plataforma legal para garantizar seguridad jurídica a inversores nacionales y extranjeros.
- Reconocer y promover plenamente la iniciativa privada, dando a los ciudadanos cubanos la libertad de emprender.
- Abrir sectores estratégicos a la inversión extranjera, como la agricultura, la energía y las telecomunicaciones, bajo marcos legales transparentes y competitivos.
- Establecer zonas económicas especiales para atraer capital y tecnología, con incentivos fiscales y normativos transparentes.
Una apertura económica bien diseñada no solo aliviaría la crisis, sino que también crearía las condiciones para un crecimiento sostenible al permitir el influjo de capitales y tecnología que los empresarios extranjeros estarían dispuestos a aportar, siempre y cuando exista la seguridad jurídica necesaria.
Cuba ya no puede continuar con el actual modelo que perpetúa la pobreza y el estancamiento. El gobierno para sobrevivir tendrá necesariamente que optar por la apertura, el desmantelamiento de su rígido aparato burocrático, y la mejora del marco legal existente. En síntesis, solo le queda escoger entre Apertura o Muerte…
_______________________________________________________________________________________________________________Autor: Alfredo González [venezuelaunida.com]
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