Maria Corina, para quienes hemos seguido día a día, paso a paso, tu labor titánica en pro de la democracia y libertad en Venezuela desde que te incorporaste al equipo fundador de @Sumate en el 2002, lo que estamos viendo es una prueba fehaciente de que el país reconoce y requiere tu integridad, perseverancia y empatía.
Has sido maltratada por una vil ‘revolución’ que destruyó al país a mansalva. Has sido ninguneada por ‘políticos’ que al final fueron los cómplices indispensables de la dictadura. Te acusaron de radical por no ser blandengue y acomodaticia. Te llamaron extremista por fundamentar tu lucha en hechos que por A o B muchos prefieren o pretenden ignorar y sobretodo por siempre haber tenido urgencia para evitar mucho de lo malo que nos terminó ocurriendo. Te atacaron físicamente por no tener argumentos con los cuales contrastar tu discurso. Te expulsaron de la Asamblea por representar con tino a quienes te eligieron. Te acusaron cantinflericamente de magnicidio para intentar manchar tu nombre y disminuir tu credibilidad interna y externa. Te inhabilitaron con argumentos que terminaron dándote aún más fuerza y aliento. En fin, han hecho de todo para que dejarás de ser tú y mira lo que ha ocurrido. 22 años de lucha e incontables sacrificios y riesgos y el país está en las calles como nunca lo ha estado. No son mítines políticos, son actos cívicos que reflejan un engranaje perfecto entre líder y sociedad. Un país que han llevado a la miseria buscando colectivamente salir del fondo y reconstruirlo todo.
Vienen, como siempre dejas claro, los días más difíciles de nuestra historia contemporánea. Tú nunca te has auto engañado con respecto a la naturaleza profundamente criminal del régimen. Tampoco te has dejado asustar o intimidar. Hoy los que están aterrados son quienes se han aferrado al poder usando el terror como único y brutal mecanismo. Ellos te han subestimado siempre, pero peor aún, ellos creían que tenían al pueblo soberano amaestrado y arrinconado. Todo lo contrario. El país buscaba, anhelaba, un líder indomable con valores ciertos y coraje a prueba de todo, y tras mucho sufrimiento lo encontró en quien ha estado luchando sin pausa desde el primer día. Ojalá hubiese ocurrido esto mucho antes, que cantidad de daño, dolor y lágrimas hubiésemos podido evitar. Lamentablemente los tiempos no son siempre los que queremos, ni los que necesitamos. Lo importante e irreversible es que llegó la hora de detener la barbarie y reconstruir ladrillo a ladrido un país que siempre tuvo bendiciones en exceso. De hecho, esos recursos abundantes en manos inexpertas y maleantes se tornaron en sostenes de la perversidad, en herramientas de destrucción y en botín para el saqueo más grande que haya sufrido país alguno.
A días de unas elecciones trascendentales no sabemos qué pueda ocurrir. La incertidumbre, la inmensa gama de escenarios, son reflejo de lo mal que está nuestro país. Los países sanos, o medianamente sanos, no tienen ante si futuros tan inciertos y diversos. Pero lo que sí está claro es que todos los escenarios buenos tienen como fundamento el liderazgo inteligente y valiente que tú encarnas y encabezas. Y también es muy posible sortear y sobrevivir los malos escenarios con buen pulso y coraje.
Estas palabras, en cierto modo innecesarias por lo obvias, las escribo para agradecer de nuevo lo mucho que desde siempre has hecho. Cuídate mucho querida amiga. Llevamos 10 años sin darnos un abrazo que es algo dolorosamente y absurdamente común para millones de amigos, hermanos, primos, vecinos, venezolanos.
Seremos LIBRES pues esta lucha siempre ha sido y será HASTA EL FINAL!
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Autor: Pedro Mario Burelli [pmbcomments.com]