Si no tenemos amor hacia lo nuestro, cómo vamos a ser buenos padres de familia y cómo lo vamos a cuidar, a proteger y a mantener?.  Tenemos que comenzar por conocer lo que tenemos, entender lo que somos y reconocer, apreciar y agradecer nuestras bendiciones para, entonces, poder compartir ese conocimiento con los demás y poder contagiar hermosos sentimientos a quienes nos rodean.

Mi hija, quien ahora está fuera del país, escribió en su historia de Instagram después de haber venido a pasar unos días visitándonos en Caracas: “Orgullosa de ser venezolana”.  Mi corazón se estremeció al ver esa historia.  Me contagié inmediatamente de ese orgullo que, aunque siempre he sentido, a veces se esconde o se intimida ante la cantidad de comentarios y críticas negativas a los cuales nos enfrentamos diariamente.

Si fomentamos nuestro amor por nuestra tierra, si compartimos nuestras fortalezas y las resaltamos, si nos concentramos en buscar soluciones en lugar de enfocarnos solamente en los problemas, podremos trabajar con más entusiasmo en las metas que nos propongamos.  Recientemente alguien me preguntaba que por qué yo seguía viviendo en Venezuela si tenía la oportunidad de irme a otros lugares a vivir.  Aunque mi primera respuesta sería que tengo a mi mamá y a mi hermano aquí, respondí:  “Tengo lo que necesito aquí:  “Mi montaña, mi sol, mi ciudad, mi Mar Caribe, mi gente, mi música…Me quiero quedar aquí”. 

Siempre he pensado que le debo mucho a este país y a su gente, que es mi gente. Trato cada día de dar lo mejor de mí y me involucro en temas sociales para tratar de devolver aunque sea un poco de lo mucho recibido. 

Recientemente tuve el privilegio de poder trabajar con un grupo de personas maravillosas que están principalmente dedicadas al área del turismo. Trabajábamos en equipo para analizar los problemas que afectan el desarrollo de la industria del turismo en el país y para determinar en qué áreas debíamos enfocarnos para hacer una propuesta con iniciativas prácticas y ejecutables con lo que tenemos en este momento.  La experiencia de trabajar con gente que también ama al país y que está dispuesta a dedicarle tiempo y esfuerzo para posicionarlo donde debería estar fue muy gratificante.  Evelyn Rodríguez Branger, quien era una de las integrantes del Comité Ejecutivo del proyecto que abarcaba 4 mesas de trabajo, nos compartió esta frase que todos adoptamos unánimemente:  “Mi Plan es Venezuela”.

Somos muchos y hay mucho trabajo ya hecho, aunque también hay mucho por hacer.  Debemos concentrarnos en transmitir lo que sabemos, en contar nuestras historias y las de tantos otros que estuvieron antes que nosotros, en hablar de nuestro amor por el país, en buscar la forma de implementar soluciones, en hacer crítica constructiva y en defender lo nuestro. 

¡Prendamos una Vela y Pasemos la Luz!

https://www.analitica.com/opinion/orgullosa-de-ser-venezolana/

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