El señor Feijóo y su Partido Popular han ganado las elecciones en España, pero no es suficiente. El señor Sánchez y su Partido Socialista Obrero Español las han perdido pero tampoco es suficiente. La parte más extensa de España votó centrodercha, la parte más densa votó socialista. Todos se quejan de la gestión del PSOE gobernante, ninguno se atreve a dar el cambio total. Todos quieren que España mejore sustancialmente, ninguno se atreve a sacar a izquierdistas o independentistas.

Se criticó a Sánchez por pactar para gobernar, se fuerza a Feijóo a pactar para gobernar. España cambió de un andaluz a un gallego pero La Moncloa y el Palacio de Diputados son los mismos. Los españoles son los mismos. España será la misma.

Como nos ha pasado a los venezolanos, que nos pasamos cincuenta años (incluyendo la expansión constructora de Pérez Jiménez) creyendo que Papá Dios nos había regalado un país rico que obligaría a los partidos y gobiernos, el Estado, a darnos comida, vivienda, educación, salud y pasarlo bien porque sí. Y porque eso fue  lo que aquél socialismo con democracia nos enseñó año tras año, gobernante a gobernante, partido a partido.

Hasta que unos militares con pasiones y la ignorancia habitual decidieron que eso podían hacerlo ellos mejor porque tenían sus equipos y jardines limpios y los uniformes bien planchados. Los llamados “intelectuales” cambiaron el análisis real por la apariencia de sabiduría ante el mismo público que se apasionaba con telenovelas y los chistes de Amador Bendayán y Gilberto Correa.

Después uno de esos políticos e intelectuales cuyo único afán era acceder por segunda vez a la jefatura de Estado no valoró lo que realmente eran, los subvaloró, y los dejó en libertad. Fidel Castro los valoró en lo real, el petróleo y la ingenuidad. Y actuó, ¿cuánto dinero se derrochó comprando los halagos del Caribe y del mundo para nada, la chica fea con una enorme herencia?

Se dieron cuenta de que tenían la fortuna en las manos, que cualquier banco se encargaba de guardarlo, que había muchos hombres y mujeres capaces de lavar lo robado y transformarlo, que un Ferrari se maneja igual que un Fiat pero con más esplendor, pero que para administrar los servicios públicos, la industria petrolera, las empresas, se necesitaba el conocimiento que había que tener y no lo tenían.

Hoy son ricos y el país pobre.

Hay que votar en la Primaria sólo para dejar constancia de que nadie quiere que los ignorantes sigan en el poder. Hay que votar en la Primaria como alianza con la Patria y dejar constancia de que hemos aprendido. Nosotros, el pueblo.

https://www.analitica.com/opinion/las-cosas-a-medias/

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