El tesoro más valioso que tenemos en la Tierra, y a la vez el más maltratado y olvidado, se llama “Selva Tropical Lluviosa del Amazonas”, sí, así con mayúsculas y comillas porque se lo merece. Sin el Amazonas casi todas las formas de vida del planeta desaparecerían. Las consecuencias de la deforestación son amplias y variadas, pero poca gente se lo cree.
Demasiados Homo predators creen que lo más valioso de este tesoro son sus diamantes, sus oros, sus petróleos, sus coltranes o sus gases guardados en lo más profundo del vientre de la gran selva. O creen que lo más precioso son sus troncos para hacer escalones, pisos de parqué, techos machihembrados de pardillo, gruesos muebles de caoba y todo tipo de mobiliario de las más variadas maderas. Hasta papel para envolver sacan de la pulpa amazónica. Pero nada de todo esto es lo más valioso.
Después tenemos los enormes espacios post deforestados o nacidos de los incendios forestales, intencionales o no, que dan cabida a enormes extensiones de tierras dejados tras la tala de árboles o la quema de las enormes raíces, esas que miraban al cielo como pidiendo clemencia al creador luego de perder su tronco y sus verdes extremidades. Igual otros “desperdicios” leñosos han sido pasto de las llamas para “despejar” tierras y luego sembrar soya, aceite de palma o crear océanos verdes de pastos para alimentar cientos de miles de cabezas de ganado al año. Pocos lo saben o pocos lo creen.
Respecto a los artilugios super-deforestadores, todo un capítulo pudiera llenarse con estas feroces taladoras, de variadas marcas, diseños y funciones, cuyos fabricantes eufemísticamente los clasifican con el bucólico nombre de “cosechadoras de árboles”, capaces de deforestar tres campos de futbol por hora cada uno. Quienes no se lo creen, los pueden ver en internet en plena “faena recolectora”.
La ignorancia de los Homo predators o su irrespeto a la naturaleza, o ambas cosas, les impide vislumbrar las consecuencias de sus actos. Quizás algún día habrá de instaurarse el delito de lesa biodiversidad.
La destrucción de los bosques avanza a ojos vista. Al menos para los ojos satelitales que observan y miden desde el éter el irracional proceso. Junto con los bosques se han ido miles de hábitats y hasta ecosistemas enteros en la mayor selva-tropical-pulmón-del-mundo. Todo por llevarse sus tesoros.
Pero no por estos caudales es valiosa la selva. No, no es por ello, y esta es la parte que muchos no se creen, o no han tenido tiempo para echarle un ojo aunque sea por unos minutos. Si no detienen pronto la deforestación irracional, la deconstrucción de la gran selva significaría la “africanización” de nuestra Sudamérica, cuyos efectos pudieran llegar a Centroamérica y quizás hasta más allá del río Bravo. Pocos se creen esto, pocos se creen una Amazonas transfigurada en desierto. Un Sahara tropical, pues.
*La deforestación *La degradación del suelo *La disminución de humedad. *La escasez de agua. *Las sequías. *La desertificación. *Los incendios forestales. *La disminución de árboles por los fuegos. *Las emisiones de CO2 a la atmósfera por los incendios. *La contaminación del aire por los humos de las quemas. *La reducción de sumideros de carbono. *El menor retiro de CO2 de la atmósfera. *El cambio climático local. *El incremento de la temperatura mundial y la intensificación del cambio climático en el planeta, en gran parte son consecuencia de la deforestación de la enorme superficie del Amazonas.
Por ello afirmamos que el tesoro más valioso que tenemos en nuestro planeta es el Amazonas. No por sus diamantes, oros y etcéteras, sino por su función reguladora de la vida que se desarrolla en la Tierra.
Editor de SGK-PLANET
https://www.analitica.com/opinion/el-amazonas-que-poca-gente-se-cree/