Actualmente, el mundo enfrenta la amenaza más grande sobre su existencia en el planeta Tierra. ¿La causa?: el desproporcionado castigo, la explotación y la depredación únicamente con el propósito de lucro, explotación, destrucción y saña, y, desde luego, siempre en contra de la conservación, de la protección y del resguardo del ambiente y la naturaleza. Adicionalmente, siempre desoyendo las alertas de los científicos más calificados del mundo entero.
A ellos, precisamente a esos científicos, alarmados por la permisiva e intencional destrucción del medio ambiente, se les ubica en el rol de testigos excepcionales de los hechos destructores, mientras que los adalides de la destrucción optan por voltear el rostro de la paternidad destructiva, y se pone en inminente peligro la existencia del género humano en la tierra.
Es decir, de todo aquello en donde ya son evidentes la destrucción ambiental y el hecho humano contranatura, como consecuencia de los daños causados, además de los movimientos sísmicos o terremotos, huracanes, las inundaciones, las enormes sequías, el deshielo de los Polos, amén de los cambios climáticos.
Es imperativo hacer referencia a este tema de tanta importancia, y en el cual sólo ha prevalecido el interés por la explotación criminal descontrolada y la destrucción del ambiente natural, sin ningún ánimo de respeto o consideración por el mismo. Desde luego, ante eso, con su secuela de consecuencias, es oportuno hacer un llamado de atención, en relación con el territorio Amazonas. Sí, el mismo de mayor extensión y el de mayor existencia de recursos, como de reservas naturales del mundo. Y, muy especialmente, por lo relativo al más preciado e indispensable elemento para la existencia de la especie humana: «EL AGUA CONTENIDA EN EL TERRITORIO AMAZÓNICO, QUE ES UNA DE LAS MAYORES RESERVAS HIDROGRÁFICAS EN LA TIERRA». Adicionalmente, por su densa y tupida vegetación forestal, es, a su vez, el mayor pulmón oxigenador del mundo.
El territorio Amazónico continental está integrado por 7 millones de kilómetros cuadrados, que representan el 4.9% del área continental mundial. A título ilustrativo, y comparativo, el territorio amazónico ocupa el equivalente al doble de la extensión territorial de la India, que es el séptimo país más grande del mundo. Adicionalmente, no hay que olvidar que la Amazonia cubre extensiones integrales de 8 países, entre los que aparecen: BOLIVIA, BRASIL, COLOMBIA, ECUADOR, GUYANA, PERÚ, SURINAM Y VENEZUELA.
Lamentablemente, y hay que exponerlo con la responsabilidad y dolor que ello traduce, ninguno de los países limítrofes e integrantes de este importante territorio ni individualmente -o en conjunto como un todo- han realizado esfuerzos técnicos y programados -además de serios o responsables, con intenciones conservacionistas- en favor del factor oxigenador más importante del mundo para la vida y existencia humana. Todos, sin excepción, y contrariamente al que debería ser el ánimo de la protección y de las exigencias proteccionistas, han actuado como cómplices de la destrucción. Además de que, por lo contrario a lo esperado, han sido permisivos, además de cómplices ¿interesados o falsamente ignorantes? de la explotación indiscriminada.
La tala y la venta de lo que envuelve y representa el negocio maderero, y que se acomete de manera indiscriminada, porque se lleva a cabo sin cumplir normativa alguna de reforestación o de la aplicación de programas conservacionistas, se manifiesta también como extensión del hecho, con la quema de grandes extensiones para el uso agropecuario. Y de lo que se habla es de que se trata, primordialmente, para el levante y la ceba animal en forma extensiva, a la vez que, como hecho cómplice, se permite el cultivo extensivo de plantas en la producción de drogas psicotrópicas, desde luego, en lo que ya se identifica como laboratorios subversivos. Para concluir en lo que, y
todos en conjunto, ya han logrado destruir parte importante de tan necesario y valioso reservorio natural.
Adicionalmente, con la explotación cruel, bárbara y contaminante de los recursos minerales en esas tierras, ya se han logrado destruir enormes extensiones terrenales. Y, después de destruidas y de contaminadas, han pasado a ser abandonadas o dejadas en un estado de casi imposible recuperación. Para, además, y consecuencialmente en forma alarmante, terminar contaminando el medio ambiente, envenenando ríos, caños y todo tipo de reservas acuíferas, con mercurio y otros elementos perniciosos y dañinos para la vida animal y vegetal.
¿Y en qué se ha traducido todo?. En la permisividad para que mafias organizadas clandestinas o en complicidad con las autoridades locales correspondientes, exploten perjudicial y empíricamente sus sitios de desempeño, a la vez que se manifiestan depredando o destruyendo criminalmente el ambiente bajo condiciones de crueldad, como de peligros contra los sometidos e incautos analfabeta trabajadores, en franca explotación del hombre por el hombre.
Es importante que el orden mundial de naciones, como es el caso de la OEA, de las NACIONES UNIDAS, además de la COMUNIDAD EUROPEA Y de la ALIANZA ATLÁNTICA, ENTRE OTRAS, además de las naciones denominadas del primer mundo o más desarrolladas, tomen cartas en esta terrible amenaza. No sólo porque reflejan un desenvolvimiento que va en detrimento de los países amazónicos, sino también del mundo entero. Y hacerlo dedicándole atención, hasta lograr acuerdos programáticos de supervisión, como de control ambiental, hasta lograr la materialización de convenios que beneficien la conservación, además de la mejora de tan importantes recursos.
Pero, obviamente, no como un hecho aislado y efectista, sino en compensación para los países dueños de tan importante extensión de terreno, hasta que se involucren y se entusiasmen con la importancia y trascendencia de su utilidad, en beneficio del desarrollo, como del progreso de los 8 países que, en términos generales, pertenecen al conjunto de aquellos que siguen siendo catalogados «en vías de desarrollo». Y que, además, bajo su autoridad y dominio, tienen una reserva natural importantísima para el sostenimiento del sistema de vida del planeta, sin que deban depender de los recursos económicos, como de los adelantos técnicos y científicos, para cumplir responsablemente con tan importante tarea, en beneficio de la vida y del orden mundial.
Hay que defender al planeta. Lo evidente y comprometedor es que el mismo ya está dando señales de alerta roja. Y eso lo está evidenciando con los cambios climáticos, el deshielo de las zonas polares, ocasionando ya grandes tragedias, además de incluir inundaciones, ciclones, sequías, incendios, como de la destrucción de medios difíciles de recuperar, mientras pone en peligro la existencia del género humano en el planeta.
https://www.analitica.com/opinion/el-territorio-amazonico-pulmon-oxigenador-del-mundo-esta-condenado-a-muerte-por-la-indolencia/