El pasado jueves 15 de 2022 se festejó el DÍA INTERNACIONAL DE LA DEMOCRACIA, fecha decretada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en el año 2007, para honrar y promover el sistema político de libertades más perfectible que existe, cuyo lema este año fue “Proteger la Libertad de Prensa para la Democracia” por lo cual los estados miembros deberán trabajar para que los medios de comunicación sean libres, independientes y plurales de manera que puedan informar a las personas sobre sobre los asuntos de interés público. No obstante ello, de una revisión de los medios de comunicación internacionales y nacionales, vemos con asombro y preocupación que dicha fecha pasó desapercibida, dado el escaso centimetraje que en la prensa ha ocupado el tema. Esa circunstancia nos llama a la reflexión sobre la tendencia mundial a la vuelta del primitivismo político y la reimplantación de las autocracias para gobernar en tiempos de pandemia y enfrentar amenazas futuras como el cambio climático y otras pesadillas globales, pareciera que la democracia tiene sus días contados.
En efecto, en pleno siglo XXI, la democracia luce inerme ante los embates de sus adversarios que la debilitan mediante actos violentos disfrazados de protestas reivindicativas, sin que los demócratas podamos invocar la legitima defensa para contrarrestar esos ataques, ya que la integridad de los DERECHOS HUMANOS es la esencia de este sistema de libertades y tolerancia, que de manera directa y abierta en Atenas practicaban sus ciudadanos en las llamadas ágoras griegas.
La realidad contemporánea nos muestra que la democracia está bajo ataque, no solo de sus adversarios ideológicos, sino lo que es peor, por la acción y omisión de los gobernantes autócratas que fingen practicarla.
La democracia es un fin en sí misma y en consecuencia no le es dado a los lideres demócratas, la licencia de traspasar la raya amarilla y luego devolverse, siendo ese mandamiento sacramental una fortaleza y al mismo tiempo una debilidad intrínseca, de este sistema de gobierno del pueblo para el pueblo y por el pueblo.
En nuestro país, donde las redes revientan difundiendo la algarabía de los usuarios por algunas fechas internacionales como el día de las playas, de las mascotas, de los comics y hasta de las legumbres, este día internacional de la democracia pasó inadvertido como un signo viviente de nuestra tragedia política, ya que los venezolanos no tenemos nada que celebrar porque la democracia surgida a partir del 23 de enero de 1958 nos fue arrebatada de golpe hace dos décadas, por quienes se valieron de todas sus ventajas para tomar el poder por la vía electoral y desde allí conculcarla hasta el extremo de destruir la institucionalidad republicana y provocar la mayor crisis humanitaria de nuestra historia.
En esa circunstancia adversa, el gentilicio heredado de nuestros proceres nos convoca a todos los venezolanos que durante 40 años vivimos en democracia plena y aprendimos a ser demócratas a carta cabal, a fortalecer la resiliencia democrática para afrontar la crisis existencial más dramática de nuestra vida como nación.
De allí que, en Acción Democrática como el primer partido político moderno en Venezuela, forjador de la Democracia, conquistada en el fragor de la lucha clandestina y regada con la sangre de sus mártires, hayamos conmemorado el día internacional de la democracia con dos actividades que tuve la honra en presidir: una en Caracas, que consistió en un evento, en el marco de la celebración de nuestro 81 aniversario, para debatir en asamblea de dirigentes y militantes, a puertas abiertas, la actualización de nuestra base Doctrinaria y de las Tesis Programáticas para resintonizar al partido con la sociedad venezolana que reclama el cambio de paradigmas y la necesidad de un mensaje que reconecte a los dirigentes políticos con las aspiraciones de la gente.
En el mismo orden de ideas, en horas de la tarde, en la sede de la casa regional del partido en La Guaira, nos reunimos con dirigentes y militantes para conmemorar la memoria de Carlos Andrés Pérez en su año centenario, quien con su digna postura al momento de la conspiración de los náufragos para defenestrarlo, demostró su talante democrático a ultranza, al entregar el poder dejando con su ejemplo una huella indeleble de probidad republicana que la historia reciente ha reivindicado tempranamente para orgullo de quienes fuimos sus compañeros de lucha en Acción Democrática.
https://www.analitica.com/opinion/ad-y-la-resiliencia-democratica/