Los pueblos que rodean San Cristóbal de las Casas, en el Estado Chiapas de México, son ancestros de la civilización mesoamericana. Entre ellos Chamula ocupa un lugar especial por su autenticidad, su autonomía política, cultural, estructuras sociales y fundamentalmente a través de la religión de resistencias que han creado en el tiempo. Estéticamente su cotidianidad ha inspirado a diversos artistas mexicanos como se puede observar en la obra temprana de Manuel Velazquez, por ser en extremos originales sus tradiciones sincréticas como son la celebración del día de muertos donde fundamentalmente le dan Cocacola a sus difuntos. Entre ellos la civilización maya aún subsiste, pues a través de su ingenio, voluntad y paciencia disfrazaron su filosofía, dioses, creencias y rituales. Esto pude vivirlo a inicios de los noventa todo se inició cuando pregunté a varios artistas visuales mexicanos, cuál era el lugar de México donde la cultura tradicional no era un pasado muerto sino un presente y sin dudar todos coincidieron que era San Juan de Chamula en Chiapas. Al ir los primeros signos de esto lo pude palpar en las series de limitaciones que exigían los transportes a sus usuarios como eran: los horarios de salida y de regreso, y las prohibiciones como la de que ningún extraño podía quedarse después de las seis de la tarde, tampoco podían pernoctar en el pueblo y para estar presenten en sus celebraciones requerían de un permiso y algunas eran prohibidas, se rumoreaba que varios turistas en el pasado habían desaparecido al querer evadirlas. Y lo poníamos en duda con escepticismo, hasta que estuve en el mercado del pueblo y quise comprar confiado unos huaraches con piel de leopardo, y se negaron rotundamente a venderlos, cuando les pregunte porque, simplemente me dijeron eres un mestizo, y pareces un chilango.
Entre los chamulas Cristo se asocia al Sol, al maíz, al cinco y al cinco glifo maya kin, es llamado Nuestro Padre, tal como los mayas llamaban a sus dioses principales como Itzamana dios uránico o de las lluvias, también llamado Chac, en los templos ceremoniales de Yucatán su mascarón es omnipresente. La virgen María, se sincretiza con la luna, o las aguas telúricas. La organización espacial de éste pueblo como la de casi todos los del área responden a los patrones de poblamiento y ciudades mayas: dispersos caseríos, con un centro ceremonial despoblado, donde solo viven la casta sacerdotal. Cada poblado distingue a sus habitantes por la estética de su indumentaria que se materializa en sus colores y tipos de tejidos de sus textiles. Entre ellos los mayordomos visten un poncho negro y no de piel de jaguar como era propia de los gobernantes mayas, con sombreros con listones asociados a los puntos cardinales y su bastón de mando rasgo también presente en las estelas mayas. Los alférez y campesino por lo general llevan un poncho hechos en los telares del pueblo de color blanco; y las mujeres visten de colores oscuros: marrones, negros y toques de azules. Su visión del mundo y estética se manifiesta en sus indumentarias. Crean una concepción de la belleza, plena de contrastes cromáticos, que también se puede observar en la fachada del centro ceremonial o en los ropajes de los santos.
Nubes de humo de copal de los incensarios de barro llevados por la mujeres a todos los rincones del Centro Ceremonial (simik bananil=ombligo de la tierra), o la iglesia cuyo patrón es San Juan. El piso se encuentra cubierto de ramas de pino frescas, y al frente de cada santo se realizan complejos rituales, dominados por una lógica mítica mágica, donde se devela el milenario rostro de los santos.
San Juan para ellos es el creador y protector de las milpas, y del hombre en las oraciones se le pide salud, sacralizar las hojas de laurel para ser usadas como remedio. San Sebastián es el patrón de los carneros,los pobladores acuden a él con hierbas y sal para proteger sus rebaños, y Santiago es el protector de las bestias de carga y se le prenden velas para buscar su protección, y San Miguel es el patrón de la música.
Los rezos en Tzotzil (Dialecto maya de los chamula), van acompañados de velas de diversos tamaños y colores, con una numerología sacra donde ocupan un lugar especial el 18, 13, 9, 4 las velas las asocian al tiempo y al sol. Los chamulas creen que el tiempo de la vida humana está determinado por el Sol=Cristo, por esto en el momento de nacimiento se prenden velas de diversos tamaños y al apagarse señalan el tiempo de vida que tendrá el individuo y su alma animal.
Al entrar al templo, uno ve con extrañeza que los alférez ubicados en las puertas empiezan a revisar con cuidado a los visitantes, incluso exigen ver el contenido de los morrales y cuando ven una cámara fotográfica o grabadora, dicen en un español de pocas palabras: No se pueden tomar fotos en el interior.
Esa fue mi primera alerta, y puse cara de no me gusta, pero no quedó otra que guardar la cámara. Por horas camine viendo los santos, me llamó la atención unos que estaban volteados, preguntamos y dijeron que estaban castigados, pues la cosecha no había sido buena, pero a la izquierda había tres santos aislados, al frente de tres campanas. Pregunté de manera más diplomática que pude el porqué de aquello, y me respondió el alférez: están ahí castigados desde hace años, son los santos de la antigua iglesia de Chamula y están castigados por no haber evitado su incendio y provocar la vergüenza de los otros santos y para evitar un nuevo incendio.
Los santos principales se encuentran todos a la derecha del patrono, representan lo solar, el día, la vida y la masculinidad de frente a la izquierda había alineados otros santos menores y vírgenes vinculados a la noche, lo lunar, la muerte y lo femenino. Frente a ellos se realizan los rituales de curación y shamanismo. Después de horas sali a comer algo en el mercado y había tacos de flor de calabaza, y una bebida de maíz fermentado.
Comencé a dar vuelta por el mercado y vi unas muñequitas tejidas que imitaban parejas de una familia chamula, pregunté a la niña a cuanto me la vendía, al saber su precio con mi mal hábito del regateo le pedí un descuento y me dijo de manera soberbia: si no la quiere no la compre, se dio la espalda y se fue. Tuve que correr trás ellas para volver a conversar con la orgullosa vendedora y le dije: Esta bien toma los cinco pesos que querías, y no parecía entenderme, solo contó y me dio la familia chamula hecha en el pueblo. Ese acontecimiento me hizo pensar, que son un pueblo de gente orgullosa, que no acepta el ser maltratados. Meses después conversando con los amigos que me habían recomendado ir a ese pueblo y a Zinacantán. Al comentarle aquel acontecimiento me dijeron eso un truco para vender, y le respondí: saben creo que no que es orgullo, dignidad por molestarlos nuestra presencia ahí va pasar algo, como ya había ocurrido en tres ocasiones en el pasado en tres rebeliones, por desacuerdos con los ladinos que los contrataban como jornaleros, meses después en la selva lacandona, que ya había visitado en una largo trayecto de días por la selva estalló el movimiento del comandante Marcos, del cual hoy se sabe poco, pero en ese momento se convirtió en un suceso mundial, un movimiento guerrillero indigenista que reniega del marxismo y el comunismo basando su ideario en la cultura ancestral, era único su ideario en el mundo.
Tras aquel incidente con la niña, volví a la Iglesia, y empecé a dibujar lo que veía y hacer anotaciones por horas, estaba hechizado viendo a un curandero chamula rompiendo un huevo en la cabeza de un padre de familia, haciéndole una limpia y seguidamente le dio una Cocacola, y se oían por todo el centro ceremonial fuertes eructos como un coro, y al verlos entendí lo que ocurría, eso tenía que ver con la simbología de los vientos en mesoamérica, donde se creía que había una sería de malos vientos que provenían del inframundo, del reino de la muerte que generaban enfermedades, y comprendí la lógica de magia simpatética que movía aquellos eructos, expulsar los malos vientos del cuerpo para sanar una enfermedad o evitarla. Así habían sincretizado un elementos de la contemporaneidad, sin perder por ello su identidad cultural, creando una religión de resistencia.
Bibliografía:
Gossen, Gary. Los Chamulas en el mundo del Sol. Instituto Nacional Indigenista. México. 1990
Pozo Arcienegas, Ricardo. Chamula. Instituto Indigenista, volumen 2. 1977.
Documentales:
Mercado de Chamula.
https://www.analitica.com/opinion/chamula-cultura-de-resistencia/