Con la irresponsable y trágica invasión de Putin a Ucrania y, en general, el agresivo revisionismo geopolítico de China y Rusia, se están creando las bases de un nuevo sistema internacional. Con el final de la Guerra Fría, los Estados Unidos era la única “hiperpotencia”, con preeminencia en todas las dimensiones del poder: militar, económico, tecnológico, ideológico y cultural, pero el breve momento “unipolar” y la “Pax Americana” se acabaron, retornan con furia la Historia, la geopolítica y las esferas de influencia. La deslucida actuación militar rusa y su creciente debilidad económica, reforzada por las sanciones occidentales, aumentarán considerablemente su dependencia del Dragón chino. Se percibe el inicio de una nueva y diferente Guerra Fría, entre los EEUU y la alianza de las autocracias china y rusa. Hal Brands, profesor de Asuntos Globales de la Universidad Johns Hopkins, en su reciente libro: “The Twilight Struggle. What the Cold War Teaches Us about Great-Power Rivalry Today”, nos hace un interesante relato de la Guerra Fría del siglo pasado y nos extrae unas lecciones para la Guerra Fría del siglo XXI. Antes que nada, hay que subrayar que el nuevo enfrentamiento es muy diferente del pasado. Los EEUU y Occidente por una parte y la URSS y sus satélites, desde el punto de vista económico, eran dos mundos distintos, con muy escasas relaciones entre ellos. Además, representaban dos modelos socioeconómicos opuestos: la economía de mercado occidental y el colectivismo estatista. En lo ideológico, se enfrentaban la democracia liberal y el comunismo. Ahora, las economías de las grandes potencias son todas economías de mercado, con sus diferentes matices: capitalismo de Estado chino, capitalismo cleptocrático de “amigotes” en Rusia, economías de mercado, con más o menos presencia del Estado en Occidente. Pero, sobre todo, EEUU, Rusia y China forman parte de una sola economía global interdependiente.
Brands nos recuerda que una de las ventajas principales que tuvo EEUU para ganar la Guerra Fría fue la fortaleza y cohesión de sus alianzas. La Guerra de Ucrania tuvo como primer efecto el relanzamiento de una alicaída OTAN, fortalecida ahora con el anunciado ingreso de Suecia y Finlandia y el rearme de la pacifista Alemania. En el Indo-Pacífico, resurge el grupo QUAD, integrado por EEUU, Japón, Australia y la India, la cooperación militar del AUKUS, entre EEUU, Australia y el Reino Unido, sin olvidar la alianza del ANZUS, que incluye a Nueva Zelandia. Dada la agresividad china y norcoreana, es muy probable un aumento también del rearme japonés. Los EEUU también ganaron la Guerra Fría por su superior capacidad tecnológica, que creó las condiciones para su superioridad militar. Por tanto, Brands anticipa un relevante aumento en EEUU del gasto militar y en la investigación tecnológica. Obviamente, esto requiere de una economía creciente y pujante. En efecto, la URSS perdió la Guerra Fría en buena parte por el fracaso de su modelo económico colectivista. La competencia con el capitalismo de Estado chino será mucho más compleja y difícil. Los EEUU también ganaron la Guerra Fría proyectando los valores de la democracia liberal frente al totalitarismo comunista. Las autocracias están tratando de aprovechar las vulnerabilidades de las sociedades abiertas para debilitar las democracias, sobre todo a través de las nuevas tecnología de comunicación por internet, por tanto las democracias deben presentar de nuevo con fuerza la batalla ideológica y comunicacional entre democracia y autocracia.
@sadiocaracas
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