Seguramente entre mis contemporáneos de la escuela primaria el título de este artículo evocará el paso del aprendizaje de la aritmética elemental, sumar y restar, a un grado superior no limitado por la multiplicación y la división, sino por las relaciones que pueden establecerse en ese mágico mundo de los números, al cual no acceden, digo más bien no accedemos, quienes somos “legos” en la materia, pero que por esa misma ignorancia que nos acompaña, nos procura en otro ámbito de nuestra existencia, de nuestro devenir, tropezarnos con lo inesperado.
Aquí me encuentro sorprendido, porque esa regla de las razones y proporciones que siempre estimé como propias y por lo tanto exclusivas del mundo de los números, también se haya presente en el mundo de la política, que seguramente frente a las reglas absolutas de las matemáticas, cuyo cumplimiento es inexorable, parecería que son inaplicables, porque bien sabemos que en el devenir político dos más dos no son cuatro, o quizá sería mejor decir, que “no siempre son cuatro”.
Por supuesto cuando hablamos del mundo de las matemáticas y del mundo político no podemos verlos como idénticos, son realidades cuya naturaleza es diferente y las reglas que condicionan su desarrollo, aunque sean las mismas, quizá es mucho decir; y debo más bien emplear el término similares o paralelas, nos permiten afirmar que al analizar los hechos políticos la inexorabilidad de las razones y proporciones se pone de manifiesto.
- Veamos la guerra desatada por Putin al comando de Rusia contra Ucrania: 1) Teme Putin, y lo singularizo porque a lo mejor no lo teme Rusia, que si Ucrania se incorpora a la OTAN, se compromete el futuro de Rusia. Los ucranianos temen que si no se incorporan a la OTAN se compromete el futuro de Ucrania. La historia nos revela que el temor de Putin es mental y no real, mientras que el de los ucranianos es real.
- Putin acusa a los ucranianos de nazis, término que implica ser antisemita, propiciadores del exterminio de los judíos. Pero Ucrania recibe asistencia del estado de Israel, mientras que un líder palestino que sostiene la desaparición del estado de Israel, muestra su apoyo a la acción desarrollada por Putin.
Estos dos ejemplos son suficientes para mostrar la desproporción que acompaña a la razón de Putin, o dicho al revés, la proporción que sostiene a su sin razón. Todo propio de quien dirigiera la KGB, instrumento de aniquilación de cualquier disidente, creado por Stalin, que fue aliado de Hitler.
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