La coherencia, base para que un líder político inspire confianza comstituye una actitud esencial a para ser ejemplo ante todos sus grupos de interés.
Los principales líderes políticos del mundo, incluso los de nuestros países latinos, muchos de ellos atrapados en cohechos, coacción, así como otros descomedimientos variopintos, bien a título personal, en su equipo de gobierno o dentro de su propio partido político.
Tal descrédito descansa sobre la diferencia brutal entre lo que nos dicen, o nos “venden”; particularmente, durante una campaña electoral, cuando nos prometen, nos aseguran que “van a hacer”. Y, la realidad, que luego experimentamos, es desconcertante por sus actitudes (acciones y decisiones), y no es solo un problema de líderes actuales, quienes a fin de cuenta no dejan de ser un reflejo más de las virtudes y miserias que tenemos en nuestra sociedad, lo que constituye un problema crítico en el liderazgo contemporáneo. También, en el mundo empresarial y en el de lorganizaciones e instituciones de cualquier índole.
Nuestros tutores y mentores, maestros, jefes nos han dejado huella, incluso nuestros padres. Los admiramos porque constituyeron un ejemplo para cada uno de nosotros. Más allá de muchas habilidades puntuales, el término COHERENCIA estará latente, rasgo y/o característica que nos ha hecho confiar, de manera natural, en ellos. Paradójicamente, cuando un líder no es coherente con lo que dice y hace, desconectándose de su verbo y de sus actitudes requebraja, inevitablemente, nuestra confianza en él, piedra angular de su rol como líder del equipo/organización. Es fundamental “hacer lo que dices” y/o “predicar con el ejemplo”. Y, el ejemplo, es la cualidad más importante que debería resplandecer en todo liderazgo.
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