Sabemos sobre el costo de la canasta básica familiar, que alcanzó unos USD 343,75 durante octubre pasado, según OVF (máximo histórico), lo que se materializa en un incremento cercano entre un 25 y 33 porciento en USD durante el tiempo trascurrido este año, de acuerdo con los índices registrados por entidad, según CendasFVM.
Por otra parte, tenemos que la inflación en Venezuela acumula hasta septiembre pasado un alza equivalente a un 535,7 porciento, séptimo mes consecutivo inferior a un 50 porciento, cuando los precios subieron en un 9,7 porciento, según el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), una desaceleración efímera con respecto a agosto, en virtud de una “leve” estabilidad del tipo de cambio, con lo cual la inflación anualizada enero/octubre se ubicó en un 574 porciento, significativa en comparación con el mismo mes durante 2020, cuando se ubicó en 1,316 porciento. El lance más largo desde el inicio de la hiperinflación (2007-2012); interanual, en un 1.258 porciento.
Sin embargo, aunque el incremento de precios sucedió en un entorno de estabilidad muy relativa e inusual de toda fase inflacionaria. Pero, no implica un alivio de la tasa inflacionaria.
Esta situación continúa enfocando la actividad económica de Venezuela, así como la última reunión del Comité de Política Monetaria del FMI, que ha estimado un índice de inflación cercano a un 5.500 porciento hacia fines de este año y para el siguiente, que consolidaría la economía latinoamericana como la nación con la mayor inflación del mundo, según su informe más reciente sobre proyecciones macroeconómicas. Pero, por un repunte de la inflación durante el lapso nov-dic, podríamos culminar el año en el rango de un mil porciento, un tercio del rango en que cerró 2020, cuando fue de casi un tres mil porciento, según BCV.
Críticamente, y quizá por razones electoreras, el BCV ha optado por quemar las reservas (unos USD 408 millones hasta ahora, “tratando de mantener, artificiosa y edulcoradamente, un dólar bajo, proclive a una mega devaluación”. Y, es así cómo ha bajado hasta a unos Bs 4,48/USD. Su meta consiste en procurar una cotización no mayor 7,50 bolívares/unidad.
Pasado poco más de un mes de la reconversión monetaria, aún no se aprecia qué impacto genera en la población y tendencias según los economistas; sigue, además, sin materializarse una expansión en el uso de piezas del nuevo cono monetario. Asimismo, los efectos de los ajustes de precios por la reconversión monetaria, no se reflejarán sino en las cifras del mes de octubre, según Asdrúbal Oliveros.
La hiperinflación que nos agobia obedece, simplemente, a la forma tan absurda de cómo el régimen decidió financiar su gasto público tras caída de la renta petrolera, por desinversión y baja del crudo, lo que originó un déficit fiscal cuantioso, el cual ha pretendido equiparar mediante aumento de cargas impositivas y/o participación fiscal, gravables al consunidor final, como sabemos.
https://www.analitica.com/opinion/inflacion-cancer-para-la-economia/