Iniciemos por el principio: sin fundamento democrático es muy difícil, o acaso imposible, que se puedan desarrollar cambios de orientación democrática en nuestra sojuzgada nación.
De la hegemonía despótica y depredadora que supuestamente negocia en México, no pueden derivarse cambios efectivos que permitan la reconstrucción de la democracia venezolana, incluso en los términos generales de la Constitución formalmente vigente.
Pero los que supuestamente negocian con la hegemonía, en general, comparten su narrativa destructiva sobre la trayectoria democrática de Venezuela. Luego no tienen de dónde sustentarse para visionar un país posible, ya que algunos han llegado a declarar que la Venezuela de la República Civil es más imaginaria que otra cosa.
Acá no se plantea idealizar sino ponderar con sentido reflexivo los activos y pasivos de un periodo excepcional de nuestra historia. Y ello para estar consciente de sus pasivos y también para saber valorar sus muchos activos.
Esos muchos activos son el fundamento democrático para un cambio de orientación democrática en Venezuela. Si no entendemos eso, no entendemos lo suficiente para impulsar un cambio fundamental.
El renacimiento de Venezuela tiene un fundamento democrático. No dejemos de aprovecharlo.
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