Hace apenas unos días comencé a jugar un Sudoku fácil porque mi hijo estaba haciendo uno y me provocó probar. Sabía que era una especie de crucigrama. Antes de comenzar me leí un artículo que contenía las reglas, el objetivo y algunos consejos prácticos. La verdad es que los consejos prácticos me ahorraron bastante tiempo y trabajo. Aplicándolos, comencé a resolver bastante rápido los Sudoku fáciles que aparecían en la página de internet que tenía abierta. Los resolvía calculando todo con la mente, sin anotar nada. Después de hacer unos cuantos pensé que estaba lista para pasar directamente de los Sudoku fáciles a los Sudoku difíciles, saltándome la categoría “media”.
Me leí unos consejos adicionales que aparecían en otro artículo y comencé a aplicarlos tratando de hacer mi primer Sudoku difícil. Era realmente más difícil que los fáciles que había hecho. En el Sudoku difícil el tiempo parecía pasar más rápido y las posibilidades parecían interminables. Ahora, después de haber hecho unos cuantos, la práctica me ha ayudado a entender cuál es la mejor manera de avanzar. Utilizo las herramientas que el propio sistema me da. He aprendido de los errores que he cometido. Cada vez se me hace más fácil avanzar. Incluso cuando siento que no logro resolverlo, si lo dejo un rato y vuelvo, de repente todo se aclara. Lo que más me impresiona es cuando, ya cerca del final, de repente todo comienza a aclararse. Pones un número y eso hace que se limiten todas las opciones que antes te hacían dudar. Va quedando en cada cuadro un solo número que es el correcto y, a medida que avanzas, siguen apareciendo, cuadro a cuadro, los resultados. Todo queda en su lugar. Todo cuadra, casi como por arte de magia…Pero no, no es magia…es simplemente el resultado de todo el esfuerzo realizado. Quien creó el Sudoku sabe exactamente dónde va cada número. Nosotros, que simplemente estamos tratando de entender lo que ya fue diseñado por otro, vamos trabajando y descubriendo, poco a poco, lo que es y cómo es. Cuando todo comienza a develarse, nos sentimos fascinados. Todo estaba bien desde el principio. Éramos nosotros quienes no habíamos logrado entender cómo era.
Pienso que podemos comparar nuestras vidas al Sudoku. Hay un plan. Hay un diseño original. Todo tiene su justo lugar y todo encaja. Una cosa lleva a la otra. No hay nada casual. Todo es causal. Preparémonos, analicemos, observemos, rectifiquemos, aprendamos de nuestros errores, perseveremos, aceptemos consejos, rodeémonos de gente sabia y avancemos. Al final, el resultado nos hará sonreír si así lo hacemos.
¡Prendamos una vela y pasemos la luz!
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