(Gobierno Constitucional –XIX)
La extradición de Pérez Jiménez. Con fundamento en un tratado internacional suscrito en el año 1922, el Gobierno Constitucional del Presidente Betancourt solicitó ante los tribunales de Estados Unidos la extradición de Marcos Pérez Jiménez, quien residía en Miami. El 12 de diciembre de 1962, la Corte de Apelaciones del Estado de Florida decidió la extradición del ex-dictador y ordenó su prisión, que se efectuó en su residencia de Miami Beach, siendo trasladado a la cárcel del Condado de Dade. Los abogados de Pérez Jiménez, para eludir la extradición, alegaban que su envío a Venezuela “equivalía a sentenciarlo a muerte en manos de sus enemigos políticos”, y habían constituido una fianza de cien mil dólares, como garantía de que permanecría en la nación norteamericana mientras la Corte consideraba el caso. En un último esfuerzo, solicitaron el aplazamiento de la extradición ante la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos, pero ésta negó la solicitud, declaró firme la decisión ya tomada por la Corte de Apelaciones del Estado de Florida, y señaló que Pérez Jiménez debía ser juzgado por los tribunales de su país únicamente por los delitos de “peculado y malversación de fondos del Erario Nacional”.
En su Alocución de Año Nuevo, pronunciada desde el Palacio de Miraflores, el 31 de diciembre de 1962, el Presidente Betancourt, al referirse a la extradición de Pérez Jiménez, expresó: “No han sido rencores ni espíritu de retaliación lo que ha guiado al gobierno por mí presidido en esta gestión. Debe quedar bien claro que el delito de apropiación indebida de dineros públicos y el uso de la fuerza pública con criminales propósitos, no se quedan sin sanción. Gestiones de la índole de la adelantada por el gobierno que presido contra el ex-dictador actualmente detenido por mandato judicial en una cárcel de Estados Unidos, no podría realizarla sino un régimen integrado por venezolanos que ni se han enriquecido ilícitamente, ni han utilizado contra sus opositores los procedimientos inexcusables de las torturas y de los asesinatos. El argumento utilizado por los abogados del ex-dictador de que su vida correría riesgo de ser extraditado a Venezuela, no tiene base alguna”, y mencionó, en cuanto a su conducta frente a sus adversarios políticos, que “estan vivos y sometidos a juicio de sus jueces naturales quienes atentaron contra mi vida” (1).
Desde la cárcel del Condado de Dade, el 15 de agosto de 1963 Pérez Jiménez fue trasladado al Aeropuerto Internacional de Miami, donde es entregado a funcionarios de la Policía Técnica Judicial de Venezuela, y, bajo la custodia de éstos, ese mismo día fue embarcado en una aeronave venezolana, con destino a la Base Militar de Palo Negro, y desde allí fue conducido a la Penitenciaría General de San Juan de los Morros, en la que quedó recluido. Ese encarcelamiento fue participado el día 20 a la Corte Suprema de Justicia, que decidió juzgar al procesado siguiendo los trámites del juicio ordinario, en un todo de acuerdo con lo previsto en el Código de Enjuiciamiento Criminal. Se comisionó al Tribunal de Primera Instancia en lo Penal del Estado Guárico para cumplir el requisito procesal de oirle la declaración indagatoria. Luego de designar sus abogados defensores provisorios, como Pérez Jiménez se excedió en su declaración indagatoria en más de cuatro meses, del lapso de treinta días después de su detención, que exigía el Código de Enjuiciamiento Criminal, la Corte tuvo que intervenir y el 20 de febrero de 1964 ordenó al juez comisionado que fijara la fecha de terminación de la declaración indagatoria, lo cual tuvo lugar el 18 de marzo de 1964, y el 4 de junio siguiente la Corte declaró concluido el sumario.
El ex-dictador fue sentenciado el día 1 de agosto de 1968 a 4 años, un mes y 15 días de prisión, pero salió en libertad ese mismo día por ya haber cumplido el tiempo de su condena, y abandonó el país residenciándose en España.
Las relaciones con la Iglesia. En el marco de la libertad de cultos que garantiza la Constitución Nacional, el Estado reconoce que la gran mayoría de los venezolanos profesa la religión catolíca. En consecuencia con ese concepto, el Gobierno ha construido y reconstruido plantas físicas de iglesias católicas, y cooperó en las obras educativas y sociales que emprenden sus congregaciones religiosas.
Y algo muy importante, planteó el Presidente Betancourt, en cuanto a las relaciones con la Santa Sede, pautadas en la Ley de Patronato Eclesiástico (que en los años 1945-1948 había sido objeto de tensiones y debates entre la Iglesia y el Gobierno, y cuya sustitución por normas más flexibles ya había sugerido en 1959 en su discurso de toma de posesión), lo siguiente: “Conocida es del país y del Congreso Nacional mi opinión favorable a que se regulen con criterio moderno las relaciones entre el Estado venezolano y la Santa Sede. Apegarse a fórmulas legales en gran parte huecas de contenido y vigencia, no parece recomendable. El respeto suspersticioso al tabú es propio de colectividades tribales. Los Estados y naciones de nuestro tiempo se caracterizan por su capacidad para revaluar situaciones; para rechazar lo que es inoperante y fosilizado; para explorar caminos nuevos, con ánimo de eliminar fricciones que resultan herencia recibida, sin beneficio de inventario, de épocas pretéritas” (2). Efectivamente, como se verá más adelante, después de laboriosas conversaciones entre el Gobierno de Venezuela y la Santa Sede se arribó al convenio de modus vivendi o Concordato, cuya firma y aprobación por el Congreso de la República se prefirió aplazar para después de los comicios de diciembre de 1963. Así se hizo: fue firmado por el Presidente Raúl Leoni, como Jefe de Estado de Venezuela, y el papa Pablo VI, como Jefe del Estado Vaticano, y discutido y aprobado por el Congreso Nacional, y ratificado en junio de 1964, aboliéndose el sistema de patronato eclesiástico que habíamos heredado y el cual había sido otorgado por la Santa Sede a los Reyes Católicos.
La situación económica en 1962. En su Quinto Mensaje Anual presentado al Congreso de la República, el 12 de marzo de 1963, el Presidente Betancourt pudo afirmar: “En el año de 1962 se ha experimentado una recuperación notable de la actividad económica de la nación, después de la recesión de los años 1960 y 1961. En efecto, se estima que el Producto Territorial Bruto, o sea el valor creado por todas las actividades económicas del país, se ha incrementado en no menos del 6% por encima del año anterior, comparado con incrementos de sólo 1,4% y 1,7% en 1960 y 1961, respectivamente. Como resultado, volvió a incrementarse el producto per cápita, después de las bajas experimentadas en los dos años anteriores. Con esto, no se ha reconquistado por entero el terreno perdido durante el período de la recesión, pero es signo elocuente de que la economía venezolana ha recuperado su dinamismo, con lo que vuelve a incluirse entre los países de más rápido crecimiento en el mundo entero” (3).
En la recuperación de la actividad económica, han participado todos los sectores productivos, especialmente el de la industria de la construcción que, según informó el Presidente, “ha mostrado la reactivación más espectacular”, puesto que después de haber tenido un descenso de 15,5% en 1960 y de 24% en 1961, tuvo el notable incremento de un 20% en 1962, gracias a la ampliación de los programas de obras públicas y del otorgamiento de créditos a la construcción de vivienda urbana. Esos dos factores –la recuperación económica en general y la de la industria de la construcción, particularmente- incidieron decisivamente en la creación de alrededor de 120.000 nuevos empleos en el curso de 1962 y en que decreciera el sector de gente desocupada.
La producción petrolera en 1962 se elevó a más de 3 millones 200.00 barriles diarios para hacer un total de 1.168 millones de barriles en el año, con un incremento de un 9,6% sobre la producción de 1961.
En el decidido propósito del Gobierno de transformar la economía monoproductora del país, reducir su dependencia petrolera y avanzar en el logro de una economía diversificada, el producto generado por el sector industrial se estima que en 1962 creció en 11,8% con respecto al año anterior. Es interesar observar la mejoría notable de la relación del sector manufacturero con la economía en su conjunto, ya que mientras la tasa anual del PTB (producto territorial bruto) creció en alrededor del 4%, entre 1958 y 1962, la tasa anual del sector del sector industrial ascendió a 7,7%, es decir, casi la duplicó.
En cuanto a las empresas del Estado, el Gobierno ha puesto énfasis especial en la terminación de dos industrias básicas: la Siderúrgica y la Petroquímica. El 9 de julio de 1962, con la primera colada de acero en la Planta Siderúrgica del Orinoco, se completó el ciclo de producción de acero iniciado en 1961 con la puesta en marcha de los hornos eléctricos para producir arrabio. En tal ocasión, ese día 9 de julio, el Presidente Betancourt, desde la Planta Siderúrgica, pronunció un discurso, en el que dijo: “Hoy se inicia en Venezuela la producción de acero dentro del programa de la Siderúrgica del Orinoco, que tendrá a fines de 1962 una capacidad instalada de 760.000 toneladas de acero. Así se completará la integración de esta primera etapa del complejo siderúrgico, en la cual había iniciado la producción de algunas líneas importantes…Con una inversión adicional marginal podremos llegar a producir sobre el millón de toneladas métricas de acero. A medida que el desarrollo del mercado interno o que las perspectivas de exportación lo aconsejen, esta planta prodrá expandirse con facilidad para alcanzar una producción de dos millones y medio de toneladas de acero” (4). Sobre la Petroquímica, el Presidente Betancourt, en su Quinto Mensaje Anual presentado al Congreso, expresó: “La construcción del complejo industrial del Instituo Venezolano de Petroquímica en Morón para la producción de fertilizantes se terminó en 1962, culminando así la primera fase de esta importante industria que comprende la producción de abonos fosfatados y nitrogenados, cloro, ácido clorhídrico, ácido nítrico y materia primas para explosivos…La producción del complejo industrial de Morón se destinará en su mayor parte a satisfacer las necesidades del consumo interno, en primer lugar de la agricultura y de las industrias de productos derivados. Venezuela es uno de los países que ofrece mayores ventajas comparativas para un desarrollo en gran escala de la industria petroquímca. Por ello el aprovechamiento de nuestros abundantes recursos naturales debe dirigirse no sólo a la satisfacción de la demanda interna, sino principalmente hacia la exportación” (5).
En relación a la agricultura y la Reforma Agraria, el Presidente Betancourt informó: “Se estima que en 1962 el producto generado por el sector agrícola ha crecido un 8% con respecto a 1961…El aumento de la producción agrícola en los últimos años fue logrado simultáneamente con la inciación del proceso de reforma agraria, que ha venido produciendo un cambio en la estructura de la tenencia de la tierra. En 1962, el Instituto Agrario Nacional estableció 135 asentamientos para 14 mil 600 familias en una superficie de 167 mil hectáreas, con lo cual se completaron, durante los cuatro años del Gobierno Constitucional, 637 asentamientos campesinos para 57 mil familias en más de un millón y medio de hectáreas. La dotación de tierras ha afectado 426 fundos y bienhechurías de propiedad privada con una superficie de 552 mil hectáreas” y agregó, después de reconocer que las labores de parcelación y entrega de títulos han marchado con cierta lentitud y requieren un impulso mayor, que se prevé que “el proceso de reforma agraria, en su aspecto de dotación de tierra, habrá beneficiado a 100 mil familias campesinas al final del período del presente Gobierno Constitucional” (6).
La situación fiscal en 1962. Sobre la situación fiscal en 1962, el Presidente Betancourt informó: “En cuanto a la situación del fisco nacional, el balance fiscal, que resultó de la comparación entre los ingresos ordinarios, que totalizaron 5.905 millones de bolívares, y los egresos ordinarios, que fueron del orden de los 5.240 millones de bolívares, presenta un superávit corriente de 665 millones de bolívares…El saneamiento fiscal ha permitido que por primera vez en muchos años se haya podido presentar a este soberano cuerpo, en sus anteriores sesiones ordinarias, un presupuesto de ingresos y de gastos de la nación para el año 1963, cabalmente balanceado” (7).
Educación, y sanidad y asistencia social.
En educación primaria, el déficit escolar se redujo en el año escolar 1962-1963 a 216 mil niños, de 410.000 a que ascendía en 1958-1959. El índice de analfabetismo de la población de 15 años y más, bajó de 33,5% en 1961 a 26,5% en 1962. En educación media, casi toda oficial, en 1962 tuvo un incremento del 104%. En educación superior, oficial y privada, la inscripción ha subido en el año 1962-1963 en un 120%, con respecto al año 1958-1959. En resumen, dijo el Presidente Betancourt: “En toda la historia de Venezuela, jamás la educación nacional recibió, como ahora, una atención tan preferente y extraordinaria. La casi duplicación de la población escolarizada; la disminución acelerada del analfabetismo; la construcción en cuatro años de más aulas escolares que en todo el medio siglo anterior; el planeamiento integral de la educación en estrecho vínculo con el desarrollo económico y social del país…son otros tantos avances de excepción” (8).
En sanidad y asistencia social: El Presidente señaló: “La situación sanitaria del país ha mejorado considerablemente en los últimos cuatro años, como consecuencia de la atención médica, tanto preventiva como curativa, y especialmente de las campañas de saneamiento ambiental y de nutrición…La vida media del venezolano es hoy de 64 años, que es una cifra de las más altas que se conocen en los trópicos…Venezuela es uno de los pocos países tropicales en donde se ha erradicado la viruela…En 1962 se vacunaron contra la poliomielitis casi diecisiete veces más personas que en 1958 y tres veces más contra la tosferina, tétano y la difteria. El área de malaria erradicada continúa siendo el triple de la que tienen en conjunto los otros países de la América Latina, y la campaña contra la enfermedad de Chagas alcanza ya la protección a más de 120 mil casas” (9).
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Notas
1-Rómulo Betancourt. La Revolución Democrática en Venezuela. Tomo III. Caracas/1968. Alocución de Año Nuevo. 31 de diciembre de 1962. Desde el Palacio de Miraflores. Pág. 281.
2-Rómulo Betancourt. Obra citada. Pág. 419.
3-Rómulo Betancourt. Obra citada. Pág. 419.
4-Rómulo Betancourt. Obra citada. Pág. 166-167.
5-Rómulo Betancourt. Obra citada. Pág. 445-446.
6-Rómulo Betancourt. Obra citada. Pág. 437-438.
7-Rómulo Betancourt. Obra citada. Pág. 422-423.
8-Rómulo Betancourt. Obra citada. Pág. 453-459.
9-Rómuo Betancourt. Obra citada. Pág. 457 y 458.
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Un comentario adicional:
El repartidor de candados.
A consecuencia de los 22 años del régimen de Chávez y Maduro, Venezuela ha llegado a la situación actual:
-Una contracción económica sostenida durante los últimos siete años.
-Una inflación que a partir de noviembre de 1917 se mutó en hiperinflación, la más alta del mundo, y, además, de una muy larga duración, hasta el punto de que dentro de tres meses superará la de Grecia que llegó a tener 44 meses de hiperinflación.
-Una megadevaluación de nuestro signo monetario, el bolívar. Cuando Chávez asumió la Presidencia de la República, el 2 de febrero de 1999, el dólar se cambiaba a 560 bolívares; al momento de escribir esta nota, el dólar vale cerca de un millón 900.000 bolívares, pero si se agregan los ceros eliminados en las reconversiones monetarias en 2008 y 2018, la cifra de bolívares alza un vuelo sideral.
-Los tres hechos arriba señalados, entre otros, determinan que el hambre no es que trota, sino que galopa por todo el territorio nacional, ya que la Canasta Alimentaria Familiar –lo dice el Cendas FVM- se trepó en febrero a más de 500 millones de bolívares (exactamente, 535.756.684,05 bolívares), es decir, 281 dólares que equivalen a 446 salarios de 1,2 millones de bolívares. Por eso, es que el economista José Guerra dijo, en un artículo del día 14 de este mes, que estamos presenciando “el mayor nivel de pobreza que jamás haya conocido Venezuela”.
-Ahora no somos un país receptor de inmigrantes, sino un país de diáspora, con cerca de 6 millones de compatriotas que se han ido a buscar fuera de muestras fronteras unas mejores condiciones de vida.
En el aspecto institucional y político, lo que existe no puede ser peor:
-Maduro le ha puesto un candado al Estado de Derecho. No hay separación de poderes. Hay un Poder Judicial sometido, sumiso. A la Asamblea Nacional legítima se declaró en “desacato”, y, paralelamente, se instaló una usurpadora y fraudulenta Asamblea Nacional Constituyente. A los Gobernadores de Estado de la oposición se les han puesto al lado un”protector”.
-Maduro ha puesto un candado a los partidos políticos de la oposición democrática, los confiscó, desconociendo sus autoridades legítimas, y, en su lugar, se colocaron las autoridades títeres que quiso la dictadura, y a éstas se les asignaron los símbolos electorales y partidistas, perversamente arrebatados. Sí, Maduro se ha convertido en un repartidor de candados. Es su último oficio.
https://www.analitica.com/opinion/collage-numero-57-sobre-romulo-betancourt/